No soporto a los monstruos de mi cabeza. Nunca he sabido
vencerlos. Suelen decirme que es ahí donde habitan pero no termino de estar lo
suficientemente segura de ello. Yo los noto deambular por mi cuerpo,
recorriendo con premura la cara interna de mis brazos, pendiendo de las
rodillas, a veces los oigo cuchichear detrás de mi oreja, otras sé que se
esconden entre el índice y el pulgar de mis pies. No sé mucho de ellos. O al
menos si algún día me los encontrase de frente no sabría reconocerlos como “mis
monstruos”. No sé qué forma tienen, cómo es su rostro ni qué altura alcanzan.
Lo único que conozco de ellos es mi imagen tras su paso por mi cabeza. O por mi
cuerpo. Sé que mientras suben y bajan a lo largo de todos mis miembros, se
arremolinan en aquellas zonas que me hacen sentir débil. Mientras
me miro ellos disponen de los segundos necesarios para moldear mi cuerpo de tal
modo que responda a la figura de una mujer que yo detesto.
No soporto a los monstruos que habitan en mí porque
delimitan mi existencia. No puedo enfrentarme a ellos porque siempre mantengo
la guardia baja, porque me impiden estar alerta, sobreponerme a mí misma. Son capaces de destruir las mejores etapas de
mi vida y ya no sé cómo frenarlos siempre que trepan para recordarme mi insignificancia.
No soporto al monstruo en el que me he convertido porque me
canso de que me bombardeen con otros cuerpos que descalifican al mío, porque
todos me dicen que la imagen que recibo del espejo no se corresponde con la imagen
que tienen otros de mí, pero cómo voy a ver yo a través de otros ojos que no
sean los míos. Yo me despierto cada día y lo único que veo es que no me quiero.
Y hace tiempo que dejé a un lado la opción de esperar a acostumbrarme a esos seres que han invadido la mirada con la que analizo y califico el mundo. Hace tiempo que lucho contra ellos para salvarme a mí misma. Y no es porque crea que lo merezca, es porque quiero creer que toda persona tiene derecho a habitar un cuerpo que no le aterrorice. Estoy agotada de sentirme enferma e infeliz por creer firmemente (y solamente) en todo aquello que sea capaz de destruirme.
Y hace tiempo que dejé a un lado la opción de esperar a acostumbrarme a esos seres que han invadido la mirada con la que analizo y califico el mundo. Hace tiempo que lucho contra ellos para salvarme a mí misma. Y no es porque crea que lo merezca, es porque quiero creer que toda persona tiene derecho a habitar un cuerpo que no le aterrorice. Estoy agotada de sentirme enferma e infeliz por creer firmemente (y solamente) en todo aquello que sea capaz de destruirme.
Vaya, te sigo en Twitter desde hace tiempo y ahora descubro que tienes blog, y lo más importante es que escribes muy bien. Y se nota lo sensible que eres en cada línea, por cierto.
ResponderEliminarLlevo escribiendo desde que era pequeña, pero lo dejé totalmente durante un año. No obstante, sigue siendo algo que me mantiene con vida, por eso siempre vuelvo.
EliminarMuchas gracias por tu tiempo y por tus palabras, de verdad :)
Fantástico.
ResponderEliminar¿Puedes recomendar a este anónimo seguidor películas japonesas sobre la vida estudiantil, sus amores y demás? ¿Dónde las sueles ver?
¡Sigue escribiendo así!
No suelo ver películas japonesas de esta temática, la verdad. En todo caso "A conco centímetros por segundo" o "Los susurros del corazón" pero el tema central se aleja bastante de ese foco, la vida estudiantil es sólo el contexto.
EliminarPuedes encontrarme en twitter si lo prefieres para hablar de todo esto: @endpointme
Y muchas gracias :)
Grítale fuerte a los monstruos para que te tengan miedo y se vayan lejos (me han dicho que funciona).
ResponderEliminar(sonrisa de elefante)
Y funciona :)
Eliminar(sonrisa grande y abrazo de oso)
Hola bonita, te sigo en twitter y quería mandarte un mensaje privado, pero no creo que en 140 caracteres pueda expresar lo que quiero decirte.
ResponderEliminarMe identifico muchísimo con tus tuits y contigo, es más, podrías dar FAV a todos tus tuits, aunque creo que me denunciarías por acoso jaja
Solo quería decirte que ojalá a mí me gustara tantísimo como a ti lo que estoy estudiando, de verdad, te tengo una envidia increíble. Solo me queda desearte muchísima suerte, muchísimo ánimo y no te rindas nunca, que Japón no está tan lejos! Sigue así e intenta animar un poquito tus tuits, que a tus lectores nos encanta verte ilusionada con los kanjis (lo poco que sé del japonés es gracias a ti), con tu perrito y con tu precioso pelo! :D
- Celia
Muchas gracias, Celia. No sabes lo que me alegra ver que hay gente que disfruta leyendo todo lo que aprendo.
EliminarUn beso grande :)
Se cómo es, la manera en que destruyen, no debes acostumbrarte porque ellos no deben quedarse. Sólo cabe esperar a que se vayan.
ResponderEliminarSaludos.
Ojalá encuentre la forma de saber echarlos algún día de estos.
Eliminar