(todo hubiese sido diferente si nos hubiera pasado, todo aquello, en la azotea más alta de cualquier ciudad)


lunes, 7 de diciembre de 2009


¿Alguna vez has sentido sus pasos a tu espalda, y sin embargo, no te has girado por miedo a dejar de oirlos?
¿Alguna vez has sentido que los silencios se hagan con la conversación, y aún así, desear que tus cuerdas vocales enmudecieran?
¿Alguna vez has reido hasta notar el corazón en la garganta?
¿Alguna vez has buscado desesperadamente por los pasillos para comprobar, que un día más está contigo; a tu lado?
¿Alguna vez se te ha pasado por la cabeza la idea de perderla?, si es así, ¿cómo es que eres persona?
¿Te aferras habitualmente a los recuerdos, o sueles confundirlos con anhelos?
¿Has hecho alguna vez una enorme lista de te quieros, o simplemente adjuntas melodías a su imagen?
Puedes quedarte sentado, tumbado o envuelto en sábanas que dará completamente lo mismo. También puedes optar por darte de golpes con la pared o atiborrarte, la ansiedad continuará. ¿Por qué te empeñas en algo prácticamente imposible? ¿Acaso crees que la comida saciará el hambre memorial que te corroe, poco a poco, los nervios? Porque no, no la olvidarás.
Y shhhh, que tengo un secreto... oh, me matan las ganas. ¡Yo me sé las respuestas!
Mientras subo a rellenar de nuevo mi vida con momentos vacíos, haz una cosa, agárrate a su bufanda y no procures soltarla jamás. Nunca, ¡ni se te pase por la cabeza!
¿Qué quieres algo a cambio?
¡Pero qué ambicioso eres!
Bueno, si quieres te daré las respuestas, aunque después de agarrarte a su bufanda prescindirás de mi ayuda, pero para empezar te daré alguna pista.
1.Quererla (¡y mucho!)



(Te quiero)*

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