(todo hubiese sido diferente si nos hubiera pasado, todo aquello, en la azotea más alta de cualquier ciudad)


jueves, 12 de noviembre de 2009

Lo pierde todo.



Perdía su gracia al andar.

Perdía los avispados movimientos de sus manos.

Perdía su sencillez.

Perdía su naturalidad.

Perdía su humor, lo arrugaba y lo lanzaba a la papelera.

Perdía su apacibilidad.

Perdía el sonido de sus carcajadas.

Perdía su complejidad.

Perdía su felicidad.

Perdía los recuerdos arrastrándolos al olvido.

Perdía las llaves.

Perdía el temor y perdía la vergüenza.

Perdía personas y perdía palabras.

Perdía tiempo.

Perdía en los juegos.

Perdía hasta cuando ganaba.

Lo perdía todo. Lástima que no alcanzó perderse entre los recuerdos, entre la sencillez, entre la vida. Ahora se queja a regañadientes, se regaña así mismo y se repite una y otra vez, <<Cuando algún día deje de observar tu silueta y escuchar tus silbidos dejaré de perder cosas>>

2 comentarios:

Tic tac. Déjame tantos segundos como quieras.