(todo hubiese sido diferente si nos hubiera pasado, todo aquello, en la azotea más alta de cualquier ciudad)


jueves, 29 de octubre de 2009

Hipnotízame un segundo y yo te canto.


No dejaba de preguntarme, de asediarme como a las páginas de un diccionario. De vez en cuando me golpeaba con su codo, para llamar mi atención. Entonces manchaba mis pantalones de helado de chocolate, la miré e intenté limpiar la mancha.

-¡Dime, dime!, ¿qué hay que hacer para seguir añadiendo letras a esta frase interrogativa?- dijo señalando la frase escrita en el papel.

-Imaginación- dije mientras lamía mi helado.

Jugaba nerviosa con el bolígrafo y no paraba de morder el extremo, al fin logró terminar la frase.

-¡Uf!- dijo- creía que no acabaría.

-Pero si sólo es una frase.

-Vale, Soul.

-Perdona.

-Soul, dime algo que te guste, pero que te guste mucho.

-¿Algo que me guste mucho mucho? Me encanta enrredarme todas las noches contigo.

Carraspeó y miró hacia atrás, evitando una vez más mi mirada.

-Estás loco- dijo volviéndose hacia mí.

-Bueno pues si estoy loco vas a vivir en un manicomnio conmigo.

-¡No! ¡Eso es una canción!

-Vale, ¿y qué? Se ajusta a mis respuestas, y es más, esas respuestas se ajustan a tus preguntas.

-Yo no quiero ir a un manicomnio Soul.

-¿A dónde quieres ir?

-Me quiero quedar aquí.

-¿Conmigo?

-Sí.

-Entonces, ¿qué es lo que quieres, Tieah?

-Hipnotízame un segundo y yo te canto.

-Trato hecho- dije acercándome a ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tic tac. Déjame tantos segundos como quieras.