(todo hubiese sido diferente si nos hubiera pasado, todo aquello, en la azotea más alta de cualquier ciudad)


lunes, 12 de octubre de 2009

Het sweetie ♥



Arrastraba los pies sobre el asfalto. ¿Te he dicho que me pesaba tu recuerdo?, ¿no? Entonces se me olvidó comentártelo.

Llevo días cantando canciones románticas y leyendo libros románticos. Mis últimos textos están escritos con lágrimas y en ellos nombro a Afrodita seguidas veces. A veces creo volverme loca creyendo en dioses mitológicos, pero no exagero si digo que cuando escribo sujetan mi bolígrafo. Me he sentido la mayor de las marionetas mitológicas, ¿has escuchado hablar de ellas alguna vez? Enloquecía si Venus no me pasaba información para describirte, moría por encontrar algún lugar en el universo para encontrar palabras para hacer una descripción de tu boca, asi que suponte el daño físico por encontrar las suficientes para describirte desde el primer extremo de tu cuerpo hasta el último y microscópico átomo. Tengo los brazos llenos de magulladoras, el médico me ha dicho que sufro de amor. ¿Increíble, no? Agoté el diccionario, por eso recurrí a los dioses mitológicos. Dicen que ellos manejan el destino y que son una gran fuente de sabiduría. Se hartaron de mí, enloquecieron y me destinaron a algo terrible.

Llevo días viendo películas románticas y rebobinando una y otra vez los te quiero, y al hacerlo rompía a llorar. Llegaron a conmocionarme las telenovelas.

En las vallas publicitarias leía tu nombre y veía tu imagen plasmada en las nubes.

Hacía los tests de las revistas femeninas y todos coincidían en que iba repletita de suerte. Que era una enamorada en toda regla. Como una estúpida adolescente escribí tu nombre mil veces en una hoja de papel y garabateé corazones en todas las esquinas.

No lograba explicarme porqué nada ni nadie tenía la misma visión que yo. Todo indicaba que me querías y que yo lo hacía del mismo modo pero elevado al cubo, si era así, ¿por qué te marchaste y encima sin cerrar la puerta? Porque sé que sigues leyendo mis textos. Sé que todas las mañanas te sientas en la mesa del fondo de la cafetería de la estación. Sé que desde allí me observas y jugueteas nervioso con el móvil, marcando mi número para ver mi nombre reflejado en tu pantalla. Sé que esperas frente al portal y acabas por girarte y marcharte. Sé que sigues visitando todas mis redes sociales. Que sigues guardando uno de mis bolígrafos. Que sigues oliendo mis camisetas cuando nadie te observa, pero no eres sólo tú el único imbécil que intenta recuperar recuerdos porque yo también lo he hecho, ¿cómo si no iba a saber que me extrañas?. Todos los días salgo con la torpe ilusión de atrapar recuerdos o parte de ellos, y todo mi esfuerzo se precipita en forma de pequeñas gotas.

Sigo escribiendo tu nombre en el teclado de mi ordenador y sigo oliéndote. Todos los días repaso nuestras fotografías y todos los días te saboreo en el café. Me acerco a tu buzón solo para ver tu nombre escrito. A veces me escondo bajo mi abrigo y intencionadamente choco contigo, solo para rozarte. Solo para sentir el cosquilleo de mi estómago y el repiqueteo de mi corazón en mis costillas. Despierto intentando hacer una falsa imitación de tu sonrisa, me sale tan mal que me ruborizo y me tapo inmediatamente, por si alguien ha sido capaz de verme.

Cada paso que daba se le parecía al canon de Pachelbel, pero en esos pasos solías agarrar mi mano y acariciar mis labios. Ahora suenan como un piano tocado por un crío intentando imitar en gestos a los más grandes. Me aborrezco.

Sé que por rebobinar te quieros, por rozarte a escondidas, por escribir tu nombre en todas las esquinas de mis libros, por escuchar música romántica, por subrayar palabras de afecto en libros, por repasar fotografías o por pedir consejos a dioses la posibilidad de poder ser desgastada debido a tus roces es nula, pero amo sufrir y más si es por tí.

He sido tan estúpida que he llegado a pensar que abandonaste porque nunca seguía las cadenas de los correos basura, ¿no crees que es estúpido y irremediablemente ilógico?

Te echo la culpa para satisfacer mi autoestima, pero en realidad me engaño a mí misma, pues soy yo la dueña de lo ilógico.

¿Que si te quiero? He escrito tantas veces en esta última semana esa palabra que hoy por fin he conseguido borrarlas, ¿que qué tiene que ver? Que he olvidado lo que significaba.

2 comentarios:

  1. a ratitos viene bien olvidarse de qué significa esa palabra.
    soy /livredemavie
    tengo un blog nuevo y diferente, te animas a seguirme? (:

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  2. http://envasedeaguafria.blogspot.com/ qué cabeza la mía xd
    un besín

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