(todo hubiese sido diferente si nos hubiera pasado, todo aquello, en la azotea más alta de cualquier ciudad)


lunes, 11 de febrero de 2013

En el reverso de un aviso de desahucio.

Lloraba. Yo acudía de cuando en cuando al pie de la cama. Escuchaba su llanto enjugando las sábanas, si alargaba el brazo podía empezar a trepar por sus piernas, empezar a consolarla por la espalda. Sé que ella me hubiese dejado hacer, que hubiese podido subir sin resistencia. No lo hice. Siempre la dejaba llorar. Incluso cuando se ahogaba, incluso cuando la falta de aire la oprimía el pecho, yo seguía en el pie de la cama mirando por la ventana, con los puños entre las rodillas, con las uñas clavadas en las palmas. A terminar me llevaba junto a ella, se dormía en mi regazo, soñaba alto y desaparecía en algún rincón de la casa en cuanto anochecía. Bien podía ser la cocina, el aseo o la terraza. Nunca la busqué. Sólo me incorporaba y escrutaba la oscuridad. No hice nada. Y a veces me llegaba el murmullo de su nostalgia. Quizá me daba miedo acercarme. Yo quería curarla. Porque antes de naufragar en los metros cuadrados de ese apartamento, sonreíamos, hacíamos el amor, éramos casi felices. No voy a decir que nos quisimos, porque aun con los aullidos de la penumbra rellenando nuestros pasillos, nos queremos. Si es por ella, salto. Si es por ella, muero. Si es por ella, mato. Si es por ella.
Sólo nos ha abatido el dolor. Sólo nos ha ganado el pasado. Somos un latido en tiempo pretérito.

Y esta ventana sé que no da a nada que esté viviendo ahora ni a nada que pueda vivir mañana.
Sus sollozos no responden a una herida recién abierta ni a un futuro vacío de promesas.
Somos lo que pasa cuando pretendes evitar que todo pase por miedo a perderlo ahora, dentro de un segundo, mañana al despertarte o al año que viene, anotando las líneas de los trenes en el reverso de un aviso de desahucio.

1 comentario:

  1. Jamás se debe de respirar recuerdos, terminan presionándote la garganta, encharcándote los pulmones de agua sucia de ayer, y se empieza a resquebrajar el presente.
    Ambos me dan pena, se me crea un doble nudo en la boca del estómago, lo veo tan real todo. Jamás hay que vivir con el miedo "a", eso te consume rápido, más rápido de lo que tardas en darte cuenta, es más, cuando lo haces ya has perdido media vida llorando y los chorretones están pintados para siempre alrededor de tus ojos.

    abrazos fuertes
    (batidos de
    vainilla)

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