(todo hubiese sido diferente si nos hubiera pasado, todo aquello, en la azotea más alta de cualquier ciudad)


jueves, 6 de agosto de 2015

Mi primer viaje a Japón. Tercer día: Akihabara y basura en Japón.

Después de haber explicado más o menos los dos primeros días por Ueno, el lugar por donde salía a correr Murakami, hoy os hablaré de Akihabara, 秋葉原.

Por la mañana cogimos algo de desayunar en el konbini, lo que acabó convirtiéndose en una rutina. Siempre desayunábamos cosas de allí. Comimos mientras andábamos hacia Akihabara y se me llenó el bolso de basura, pues todos los envoltorios los tuvimos que guardar ahí hasta encontrar algún konbini con papeleras. ¿Por qué? Veréis, en Japón no vais a encontrar papeleras ni contenedores por la calle. Nunca. Cosa que os puede sorprender, pero tiene su razón de ser. Lo cierto es que esto ya lo sabía gracias a una novela de una escritora japonesa a la cual admiro muchísimo, Natsuo Kirino. Ella escribe novela negra pero le da un giro de tuerca. Si leéis algo de ella, os daréis cuenta que las mujeres de sus obras interpretan un papel muy distinto al que estamos accostumbrados. Con estos personajes, Natsuo subraya la importancia del feminismo y hace una feroz crítica a la sociedad japonesa y al machismo que aún hoy día sigue tan presente en ella(lo siento, pero siendo yo creo que es casi imposible que no caiga alguna que otra recomendación literaria). Bien, en una de sus novelas, «Out», las protagonistas deben llevar a cabo una misión bastante escabrosa y algo peculiar en la cual necesitarán bolsas de basura, pero no pueden usarlas de cualquier modo, ya que Japón es un país muy estricto en lo que a reciclaje de residuos se refiere, pues las bolsas deben cumplir la reglamentación que dictan distintos municipios y no puede tirarse cualquier día, por eso a las protagonistas se les complica la tarea. Al llegar a Japón se me olvidó hasta que vi que no había papeleras, entonces Masako y todas sus compañeras me vinieron de golpe a la cabeza. 
Como ya he dicho, el reciclaje en Japón se lleva a rajatabla y puede resultar un poco engorroso para aquellos que estamos acostumbrados a tirar las cosas que vamos comiendo por la calle en cualquier papelera. Sin embargo, funciona. 
Las reglas de reciclaje varían dependiendo de la prefectura o del distrito. En Japón no sólo hay que separar cuidadosamente todos los residuos, sino que hay un horario para cada tipo de basura. Las latas se tiran una vez por mes en la fecha indicada, al igual que la basura orgánica o los vidrios. En algunos distritos de Japón los residuos combustibles se tiran dos veces por semana, martes y viernes. Pero esto va variando en función del municipio. Los envases de cartón han de recortarse y empaquetarse con esmero. En los konbini se pueden encontrar papeleras para meter latas, cartones y botellas, por lo que muchos japoneses aprovechan para no tener que esperar hasta la fecha que dicta el calendario.
En lo relativo a las bolsas de basura, aunque por lo general sean traslúcidas (que sean traslúcidas es resultado de una normativa reciente, pues antes se usaban bolsas negras. Las bolsas semitransparentes que se usan actualmente, al quemarse, lanzan al aire menos toxinas), pero en algunas zonas las bolsas deben seguir un diseño que se corresponda al tipo de residuo que contenga, si no se respetan estas normas, la basura no será recogida. 

No es una tarea fácil, pues la normativa obliga, por ejemplo, a que un recipiente de yogur se descomponga de la siguiente manera: la tapa es combustible, el resto, incombustible, por lo que deberán ir separadas. Si el yogur tiene alrededor papel, hay que quitárselo y después separar las piezas, lavarlas, secarlas y clasificarlas.
Aunque las normas varían dependiendo de las prefecturas o de los distritos, tienen algo en común: todas ellas exigen lavar las botellas de cristal y de plástico, retirar sus etiquetas, enjuagar los bricks de leche o zumos, así como doblarlos para que ocupen el menor espacio posible. En cuanto a la ropa usada, se mete en los contenedores indicados lavada y seca.

Siendo tan difícil, ¿cómo hacen los japoneses para poder llevar a cabo todo esto? Las administraciones locales entregan a los ciudadanos de cada distrito unos manuales en los que se les indica detalladamente cómo deben separar los residuos. Estos manuales tienen más de 30 páginas.

Además, es habitual vivir en un edificio en el que cada uno de los vecinos se reparten la tarea de comprobar concienzudamente si se están separando bien los residuos o no (algo que también se puede ver en «Out», todo lo que se aprende leyendo, eh).
En Japón el 90% de la población recicla y cumple el calendario establecido. 

Realmente es algo que debe tenerse en cuenta y que nos habla mucho ciertos valores de la cultura japonesa.
Después de todo este rollo que, aunque largo, es muy necesario, sigo con lo que estaba.

Cuando terminamos de desayunar, como no encontramos ningún konbini que tuviese papeleras, fuimos cargando con los envoltorios y las botellas hasta que encontramos uno. Fuimos a Akihabara andando. Lo cierto es que el día anterior, mientras paseábamos por Ueno, al ver en un mapa que no quedaba tan lejos, intentamos ir andando, pero no nos salió bien. Así que lo intentamos al día siguiente. Cerca quedaba la Hibiya-sen, 日比谷線, la línea Hibiya, así que bajamos y miramos los mapas del metro para ver cómo ir. Un señor al vernos mirar los mapas nos preguntó si íbamos a Akihabara. Al decirle que sí nos dijo que sería mejor ir andando, pues estaba a cinco minutos (cosa que no fue cierta). Empezamos a andar y como no sabíamos bien hacia dónde girar, le pregunté a una chica que estaba al lado de nosotros en el paso de cebra. Nos dijo que estaba al lado y cogió nuestro mapa y nos dijo en el punto en el que nos encontrábamos en ese momento, para que nos orientásemos mejor. Seguimos hacia delante y finalmente llegamos a Akihabara. No a la Akihabara que todos tenéis en mente. Llegamos a la estación de la JR de Akihabara, justo al lado de un Yodobashi Camera, ヨドバシカメラ, una cadena comercial en la que se venden productos electrónicos. Allí nos dieron dos pai pai, algo muy común en Japón, así como el que te den pañuelos de papel por la calle. 

Empezamos a andar en círculos por la zona sin saber muy bien adónde ir. Sabíamos que Akihabara tenía que estar por algún lado. Antes de eso pasamos por un Hobby Off que quedaba enfrente del Yodobashi Camera. En esta tienda podéis encontrar merchandising, figuritas, tarjetas, chapas o cromos más baratos que en otros lugares, como ocurre más o menos con Book Off. Sin embargo, no sale tan rentable como en Book Off, pues algunas cosas podéis encontrarlas más baratas si paseáis por Akihabara o Nakano, una zona de Tokio de la que os hablaré más adelante. 
Sí, finalmente llegamos al núcleo de Akihabara. Nos quedamos con la boca abierta al ver todas las fachadas cubiertas con personajes de anime y con miles de neones. 






Akihabara, 秋葉原

Akihabara, como os dije ayer, es el lugar de la electrónica por excelencia en Tokio. Allí podéis encontrar casi cualquier cosa de electrónica a muy buenos precios. Pero también es un foco muy importante dentro del mundo del manga y del anime. Encontraréis decenas de tiendas repletas de merchandising de animes. Y estas tiendas tienen plantas  y plantas y están repletas de gente. Si vais podéis prepararos para subir escaleras. Aunque hay ascensores, a veces van tan llenos que te compensa más subir andando. Esto, en general, pasa en muchísimos lugares en Tokio. En Tokio no sobra el espacio, por lo que se construye a lo alto. Encontraréis tiendas y restaurantes en las quintas plantas de los edificios y estarán llenas pese a estar lejos de la calle. También hay tiendas dedicadas enteramentes a idols japonesas, con fotos, pai pai con sus caras, pines, etcétera. También de idols masculinos.


A mí la palabra Akihabara me parece muy bonita. Está formada por los kanjis de 秋, aki, «otoño», 葉, ha, «hoja» y 原, hara, en este caso, bara, «origen». En el Período Edo (1603-1868), en el que la capital se llamaba Edo, la zona en la que se sitúa actualmente Akihabara era una zona en la que se fabricaban armas de mala calidad.  En 1869 tuvo lugar un gran incendio y el área fue designada como un cortafuegos. Al año siguiente se construyó el Chinka-jinja, 鎮火神社, un santuario que lo utilizaron para protegerse del fuego. Los ciudadanos de entonces creyeron erróneamente que esta construcción estaba dedicada a Akiba, una deidad que era famosa por sofocar incendios. Aunque fue un error popular, pronto la tierra que rodeaba el lugar pasó a denominarse como 秋葉ノ原, «la tierra de Akiba». (el kanji de hara, 原 tiene el significado de «páramo», «tierra» también).

En Akihabara son muy famosos también los Maid Cafe, メイドカフェ, restaurantes en las que te atienden chicas disfradas de sirvientas y que tratan a sus clientes como dioses. Os encontraréis a muchas chicas con ese atuendo en la calle ofreciendoos panfletos sobre el establecimiento y os invitarán a entrar.
La imagen no es mía, puesto que no me gustan este tipo de establecimientos.

Aunque es una zona en la que hay un montón de tiendas especializadas en el manga y el anime, nosotros no vimos a nadie con cosplay, sólo a dos empleados de dos tiendas. 

Por allí nos recorrimos varias tiendas, compramos alguna que otra figura, empezó a llover y nos fuimos a comer a un Mos Burguer, モスバーガー, una cadena de hamburgueserías japonesa. Es muy famosa en Japón y es la segunda cadena detrás de McDonald's. Pese a considerarse una cadena de comida rápida, los productos son elaborados y de bastante mejor calidad. Y muy barato. Como un montón de restaurantes en Japón, ya que por menos de 1000 yenes (7 euros) pueden comer dos personas perfectamente, dependiendo del establecimiento. Aunque dos personas, en sitios caros de ramen como Kamakura, podéis comer por 2.000 yenes, 14 euros. Pero no es lo común, comer en Japón puede ser realmente barato. Y Mos Burguer es una opción.

Al salir fuimos a un Don Quijote, ドンキホーテ. Aunque teníamos uno al lado del hotel, fuimos primero al de Akihabara. Don Quijote es una cadena de tiendas muy popular en Japón en las que podéis encontrar muchas gangas, comida, ropa, souvenirs, artículos de cosmética, juguetes eróticos, maletas, bicicletas, electrónica etcétera, así como artículos de lujo. Es decir: de todo. En Japón se las conoce comúnmente como donki, ドンキ. Como son establecimientos de descuentos, en 1989, justo cuando empezó la gran crisis económica de Japón, estas tiendas crecieron a una velocidad de infarto.

Esta foto tampoco es mía, fuimos a muchos Don Quijote, pero no le saqué ninguna foto.


Lo cierto es que Akihabara nos encantó y volvimos un par de veces más durante el viaje, pero es excesivamente agobiante. En Tokio, y especialmente en sitios como Akihabara, están todas las televisiones encendidas, con el volumen al máximo, los empleados con megáfonos anunciándote ofertas, la música alta... Eso más la gente. Hay que tomárselo con calma para no querer salir corriendo o tirarse de los pelos.

Volvimos al hotel de Ueno andando, reposamos un poco (nos quedamos dormidos) y salimos a pasear de nuevo por la zona. En verano en Japón se suceden numerosos festivales tradicionales que gozan de gran popularidad en Japón, y uno de ellos es el Ueno natsu matsuri, 上野夏祭り, uno de los más importantes de Tokio. Los eventos tienen lugar en el Parque Ueno y en la calle principal, Chûo-dôri, 中央通り. Es un festival en el que se reproducen danzas típicas del período Edo y en el que se cantan canciones tradicionales. Además se organiza todo un mercado en el que se pueden encontrar cosas interesantes a buenos precios. Pues bien, al salir del hotel nos topamos con el gran desfile en el que se reproducían danzas folcróricas y canciones tradiciones. El punto culminante del festival. Fue una verdadera preciosidad.


 Ueno natsu matsuri, 上野夏祭り
 Ueno, 上野, yendo hacia Chûô-dôri.
 Ueno natsu matsuri, 上野夏祭り


Ueno natsu matsuri, 上野夏祭り

Después de eso seguimos paseando por Ameyoko, jugamos a unas recreativas en la Taito Station sin ningún éxito, cenamos udon, y volvimos para el hotel. Si no nos hubiésemos dormido, nos hubiese cundido más la tarde, pero estábamos agotados y aunque fuese en contra de nuestra voluntad, no pudimos evitarlo.

Gracias por todos vuestros comentarios, me animan a seguir con esto. Muchas gracias por dedicarme un ratito de vuestro tiempo :)

1 comentario:

  1. Eres súper tierna y me alegra mucho que te animes a escribir estas entradas, son geniales. Un besito.

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