(todo hubiese sido diferente si nos hubiera pasado, todo aquello, en la azotea más alta de cualquier ciudad)


jueves, 3 de marzo de 2011

Hoy no quería escribir nada.

Hoy no quería escribir nada. El temporal frío ve su fin rozándole los talones y para que no lo dejemos atrás, está soplando con fuerza, despeinando los flequillos impolutos de las chicas y arrastrando la tierra debajo de los coches. Está asustado. Yo también. He respirado esa arena fina y, por aquí dentro, nievo. Las palabras se resguardan bajo una gruesa capa de hielo y el romperlo duele. No me gusta notar millones de cristales clavándose en mis entrañas. Pero hoy lo he hecho. Sangro y, mientras miro cómo se seca sobre mis poros, me vendo el pecho. Me he rodeado fuerte, para estar preso bajo este dolor que, al fin y al cabo, es quien me ha hecho escribir. La lluvia de esta mañana también es culpable.


He corrido hacia la pendiente que parecía terminar en las nubes, y, con el estómago en la garganta, he llegado exhausto a la cima. He mirado desde las alturas y la lluvia inundaba el valle de hormigón que poco a poco iba dejando atrás. El agua crecía demasiado rápido para la velocidad a la que mis pies están acostumbrados y pronto mis tobillos se han hundido en esa lluvia ya muerta, estancada. Pronto mis rodillas se veían inmersas en ella y no he sabido escapar. El agua me ha arrastrado hacia atrás y, cuando me he propuesto subir las escaleras del portal, la respiración ha frenado a causa de la intrépida entrada de la corriente. Pronto me he sentido ahogado, indefenso. La puerta se ha abierto y he notado cómo mis pulmones se ensanchaban. Me he dirigido a la ventana y el asfalto no dibujaba pequeñas lagunas. El sol se imponía y una leve brisa recorría la calle. Otra vez me visto huyendo de mí mismo. De la amargura vacía que me sorprende en cada regreso.

2 comentarios:

  1. No sé qué decirte la verdad. Hay tanta magia en tus palabras que al sentirme hechiza me quedo con la mente en blanco y sólo puedo pensar "antes de que la lluvia me vea como un ser inerte, quiero ver una vez más el sol en el horizonte".

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  2. Me quito el sombrero (como siempre), Rocío.

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Tic tac. Déjame tantos segundos como quieras.