(todo hubiese sido diferente si nos hubiera pasado, todo aquello, en la azotea más alta de cualquier ciudad)


sábado, 5 de marzo de 2011

Eme de mentirosa.


Las mentiras dan mucho juego. Puedes estirarlas todas las veces que quieras y no son como la verdad, que siempre va desnuda. Las mentiras... cómo decirlo, son como las estaciones. A veces el cielo se despeja y el calor nos hace quitarnos prendas de encima. Otras veces necesitamos abrigarnos con ellas porque nuestro corazón no da para más tiritas y porque pensamos que, por una puñalada más, no va a pasar nada. Es extraño el dolor que nos produce el no latir. Yo realmente no consigo describirlo. Por eso miento y digo que no me pasa nada. Que lo único que me pasa es que vivo aburrida. Y no es verdad. Vivo apagada. A oscuras, andando a tientas por la niebla, por un maremoto de emociones que me atraganta los despertares. Y por más que quiera decirle que vivo programada por un destino en el que no creo, la blancura de sus reglamentos me echa a patadas y me tacha de inválida. A veces quiero pedir ayuda, pero mi voz es muy débil. A veces me escondo y sólo para que me encuentren, pero para el mundo siempre estoy escondida y ya está cansado de mandar huracanes a destapar valles. Como la verdad es tan directa, temo que al pronunciarla los cimientos del cielo se derrumben sobre mí y no tenga una mano solidaria a la que agarrarme. Por todo esto me considero un mentirosa. No te voy a decir mi nombre verdadero pero puedes llamarme Eme de mentirosa. Mi vida es una mentira y me gusta pasarme noches en vela fabricando unos simples insitintos de supervivencia. Es divertido ver cómo una persona se degrada en una escala de grises. O bueno, debe parecerme divertidísimo, porque en un mundo verde azulado yo me hallo en una esquina dibujando la sombra de un árbol. Como he dicho al principio, las mentiras dan mucho juego pero es que además, son un juego. Y aunque te digan que no, no soy la única que piensa así. Soy la única que se atreve a decir que está sola, vacía y atada en sus propias cuerdas, que es muy distinto.


Es una forma poco común de caminar, no sé si a alguien le gustará tirar su vida a la basura así como así. Pero aquí me tienes: viva y sin vida. Qué cosas.

5 comentarios:

  1. Considérame otra EME de mentirosa.
    Las mentiras salen más fácilmente que la verdad, pero también hay que saberlas decir. Es como el teatro: adivina cuál es mi cara y cuál es mi careta.

    =)

    ResponderEliminar
  2. Me ha encantado, esta frase " Es divertido ver cómo una persona se degrada en una escala de grises. O bueno, debe parecerme divertidísimo, porque en un mundo verde azulado yo me hallo en una esquina dibujando la sombra de un árbol"
    me ha dejado sin palabras.

    ResponderEliminar
  3. Rocío, me has dejado (como siempre) con la boca abierta. Me he sentido más identificada que nunca, dada mi situación actual, me siento apagada, sin vida...y por supuesto, sigo viva, pero vacía, atrapada en mis propias cuerdas, en mis propios pensamientos...
    Tal vez a mí también me podrían llamar Eme de mentirosa.

    Tan genial como siempre.

    :)

    ResponderEliminar
  4. Yo no puedo mentir, me hundiría el peso (en mi consciencia). Además, ya bastante confundida estoy yo sin mentiras...

    ResponderEliminar
  5. Señorita M de Mentirosa, váyase cambiando el nombre a I de Increíble :)

    Acabas de describirme a la perfección, muerta en vida, apagada, refugiada en mentiras para no hundirme por completo. Sin embargo, mi corazón sigue latiendo, y mis pulmones siguen respirando, por mucho que duela.

    Un beso enorme (LLLLLL)

    ResponderEliminar

Tic tac. Déjame tantos segundos como quieras.