(todo hubiese sido diferente si nos hubiera pasado, todo aquello, en la azotea más alta de cualquier ciudad)


jueves, 7 de octubre de 2010

Y tú, ¿lo sabes?

-Mama, ¿sabes cuánto pesa el alma?


Mamá paró de batir el bizcocho, se remangó la blusa y se secó el sudor con el antebrazo, dejando manchitas de harina en las raíces del pelo. Me miró un poco asqueada y, con una voz grave y cansada, me respondió:

-No, yo no sé cuánto nos pesa el alma. Ahora deja que deje hecho tu desayuno y vete a estudiar.

-Ya he estudiado- respondí en seguida.

-Pues adelantas temario, Courteney. Haz lo que quieras, pero déjame en paz.

-Yo...

-Estudia, Courty-dijo con firmeza.

-Yo sé...

-P.o.n.t.e a e.s.t.u.d.i.a.r- Interrumpió ya acalorada.

-Yo sé cuánto nos pes...

-¡Que te vayas ya, por favor! ¡Fuera! ¡Largo de aquí!

-¡Yo sé cuánto nos pesa el alma, Mamá! ¡Mi alma pesa igual que una bañera llena de agua hasta arriba! ¡Mi alma pesa muchos latidos! ¡Mi alma se pesa en amor! ¡Amor! ¡Amor!- repetí tapándome las orejas- Tu alma pesa igual que un vaso de café. Tu alma pesa un latido por minuto... tu alma... tu alma...Tu alma no pesa tanto como la mía- Mi voz se apagababa a medida que terminaba.

Corrí hacia las escaleras y escuché a mi madre sorber, tragarse los llantos y arañarse el alma.

2 comentarios:

Tic tac. Déjame tantos segundos como quieras.