(todo hubiese sido diferente si nos hubiera pasado, todo aquello, en la azotea más alta de cualquier ciudad)


viernes, 29 de octubre de 2010

Frío en los huesos.

¿Recuerdas cuándo comíamos a escondidas en la cocina tabletas de chocolate y cómo mamá nos castigaba, en la terraza toda una tarde con un frío helador? ¿No te acuerdas? Yo lo recuerdo como si fuera ayer. Recuerdo notar el hielo agrietar a mi fémur y a mis dientes componer otro villancico más. También recuerdo que se acercaban las navidades. Estábamos tan contentos que, pasar frío o estar castigados, no nos importaba. Aquella tarde en la terraza es mi mejor recuerdo de la infancia. Las historias de los renos atrapados en las chimeneas o los abrazos que nos dábamos para calentarnos ahora me reconfortan y me dan más calor que cinco calderas situadas alrededor mío.


Ahora también se acerca el invierno, el frío me enrojece la nariz y las luces no tardarán en centellear por todas las ciudades. No obstante, esto no es otoño ni es invierno. No es un mes ni tampoco vivimos en una estación. No es navidad ni tampoco hay papel de regalo. Ahora esto no me importa. Toda la magia se fue y te culpo por ello. Te fuiste y ella también lo hizo. Oh, infancia. Oh, inocencia. Oh, malvado mundo. Yo sólo quería repetir los saltitos sobre el sofá, las lágrimas de las vísperas y la sorpresa del roscón rompiéndome las muelas. Sin embargo, ahora giro, como hacen los adultos, en torno a los cálculos. Redondeo y aproximo cifras, me ahogo cuando acaban las navidades y llegar con dinero al último día del mes ya no me supone sólo una frase de oídas. Tengo miedo de romperme por no poder creer en algo, por no volver a ver color al mundo, por no poder imaginar batallas y por no buscar más porqués a las cosas. Tengo miedo a crecer y el problema de todo esto, es que tengo mi propio empleo, vivo sola en una casa que pago con mi sueldo, pago impuestos y hablo de transacciones, facturas, informes, dossieres y recursos. No tengo siete años. No juego a hacer castillos y ni siquiera me entusiasma engacharme tardes enteras a los anuncios. Yo soy de esas personas que nunca deberían de haber hecho trabajos pulcros e impolutos, madrugar y ajustarme a unos horarios y de esas personas que nunca deberían de haber aumentado su estatura, peso y complexión y, con todo ello, conceptos, ideas y filosofía. Pero aquí me tienes, madrugando, ajustándome a unos horarios y vistiéndome con tonos grises. Quién me lo iba a decir. Llevo diecisiete supuestas navidades, primaveras y largas tardes de verano escribiéndote. Estoy cambiando de dirección a cada nueva carta. En alguna de ellas tendrás que estar tú y sé que, sin decirte mi nombre, sabrás que soy yo. Sabes que mi dirección está en la esquina del papel (siempre me gustaron las esquinas). No dudes en responderme y decirme si te acuerdas de las terrazas, de los roscones, de las cabalgatas y de los salititos sobre el sofá. Dime si te acuerdas de mí y si tus navidades siguen siendo lo que eran.

6 comentarios:

  1. Oh dios Rocio!! Se me pusieron los pelos de punta. Que genial texto ♥

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  2. Yo tampoco he querido crecer nunca. Y menos ahora, me quedaría justo en la edad que tengo, y en la época de mi vida en la que estoy.
    ¡Ojalá le contestara!

    Precioso el texto, y preciosa tú (tú más, siento decir) (L)

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  3. ¡El frío modifica la trayectoria de los peces!
    Colette dice que ella es como Peter Pan y los niños perdidos. Cómo la envidio a veces..

    Besito (:

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  4. Dios, este texto es precioso, mencanta como escribes*_*

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  5. Yo tambien extraño esas fechas en las que no habia preocupaciones mas que la de pensar en que ibamos a hacer con todo ese tiempo libre, cuando comprarían mas turron, cuando llegarían la familia y los regalos. Yo tambien opino como tú que a medida que crecemos (cosa que es inevitable por desgracia a veces) vemos más la parte numerica de las cosas, la parte del deber y no la del derecho, porque todos tenemos derecho de poder sonreir en navidad con ilusion como lo haciamos entonces
    sinceramente, es triste pero esta en nuestra mano que futuras generaciones el dia de mañana pasen por lo mismo que nosotros pero, por el momento, vivan estos dias con ilusion

    Yo también echo de menos todo aquello

    Te sigo, me encanta como escribes

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  6. Me has dejado helada Rocío, he sentido unas ganas enormes de recibir una carta y responderle "¡soy yo! y todavía me acuerdo de los inviernos de antes". Es muy nostálgico y sobrecoge de veras el corazón.

    pd: estás increíblemente preciosa en la foto ♥

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